lunes, 14 de julio de 2008

MARXA AL BARTOLO 2008


13-7-2008
24 km
Desnivel acumulado de 1.054m en subida y 1.070m en bajada.
Tiempo: 2h33’

Ya han cumplido ocho meses desde esa carrera y me faltaba la crónica. Bueno, no sé lo que recordaré, pero vale la pena escribirlo porque fue una buena carrera.
Esta vez falló Ramón. En la salida estamos Jaime, que se ha venido conmigo desde Valencia, Carlos y yo. Jaime está disparado, es su último entrenamiento antes de la Ultra del Aneto, así que no espero verle más en toda la carrera.

Buen ambiente, nos hemos juntado más de 700 corredores. Se da la salida y comenzamos con un ritmo ya demasiado vivo para mi gusto. Sin embargo la distancia no permite relajarse y los tramos iniciales son suaves. La carrera se estira y se van marcando claramente las diferencias. Pronto llegamos a la senda donde hay que dejar de correr y seguir en fila india.

Con las primeras rampas importantes empiezo ya a notarme mejor, estoy bien acoplado en el grupo y me dejo llevar. Incluso hay zonas más suaves donde tomarse un respiro.

De la primera parte, es decir, hasta las antenas, poco más que añadir, resistiendo las subidas intentando mantener un ritmo constante, y, sobre todo, intentando olvidar la mala experiencia de la reciente Mim 08.

Pero pasamos las antenas y llegan los rompepiernas. Continuos toboganes se suceden sin fin. Los primeros los afronto con bastante entereza, pero al cabo de poco tiempo me veo arrastrándome. ¡Echo en falta entrenes por estos terrenos! El cauce del Turia es demasiado plano, ¿de dónde saco potencia para subir esto?

Bueno, por fin llegamos a la última dificultad de las agujas donde alcanzo a la tercera clasificada femenina, Carmen Sos, y encaramos la senda de bajada. Muy divertida, me desquito del sufrimiento anterior y bajo trotando con riesgo de caídas. Y no solo yo, ya que en una pendiente con mucha piedra suelta Carmen resbala y acaba en el suelo, justo para levantarse cuando la alcanzo. Acaba la senda, llegan los últimos tramos ya por pista y bastante llanos, donde la pierdo de vista ya que no puedo mantener el ritmo vivo que ella impone. El último avituallamiento lo dejo atrás sin dedicarle más que una mirada con el rabillo del ojo, a estas alturas ya no estoy para tomar ningún trago, prefiero llegar cuanto antes que el asunto se está poniendo ya algo durillo.

Por fin alcanzamos el paseo marítimo de Benicasim y al fondo, demasiado lejos para mi gusto, veo el arco de meta. Claro, con la meta a la vista y público alrededor se olvidan todos los males y se saca pecho, llegando a meta como si no me hubiera despeinado. Muy contento por el desarrollo en general de la carrera, salvo algún atracón de toboganes, por lo demás me he encontrado muy a gusto.

Lo mejor, sin duda, la cara de sorpresa de Jaime al verme llegar, diciendo con incredulidad: ¿ya estás aquí?

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