Desde Barraix hasta Tristán hemos recorrido 16 fuentes: Font de Barraix, de l'Ombria, de Sant Antoni, del Marianet, de la Miseria, de la Prunera, del Llentiscle, del Poll, de Tristán, de la Gota, del Berro, de l'Abella, del Marge, de la Foia, Potrillos y de Deula. Sin embargo, no todas han sobrevivido. Unas veces porque solo quedan los azulejos con su nombre pero el polvo de la sequedad las ha invadido, como la de Sant Antoni. Otras veces porque con el verano iniciado su caudal se agota completamente, como la de Tristán. Otras porque quedan ocultas en un barranco inaccesible por la maleza acumulada, como la de la Foia. Y otras porque la presión de las construcciones han acabado ocultándolas en el fondo de un barranco, como la de Deula.
He preparado una ruta para recorrer las 16 fuentes con la mínima distancia, intentando no desandar el camino recorrido y sin que se convierta en la pesadilla de un GPS. En unos 45 km aproximadamente es posible salir de Serra hacia Barraix, el punto más oriental del recorrido, para regresar hacía Tristán, en el extremo occidental, pasando por todas estas fuentes y llegar finalmente al punto de partida en Serra.
La salida, pasadas las 7.30 de la mañana empieza por una senda muy fácil de ver: solo hay que seguir el cortafuegos de Serra hasta el castillo:
Por si no se aprecia bien, nos aproximaremos un poco:
Y por si queda alguna duda, nos acercamos más:
Pues bien, por esa especie de tortura vertical que he llamado senda, llegamos a las estancias de nuestros antecesores norteafricanos, que, dicho sea de paso, tienen su castillo un poco abandonado:
Pero esto no ha hecho más que empezar, así que sin mirar atrás nada más que para hacer esta foto del castillo de Serra de nuevo, seguimos camino...
Hasta lo que podría ser una perfecta simbiosis entre progreso y bosque (claro, si quieres cobertura en el móvil, pues eso):
Después de un cómodo descenso llegamos a la primera fuente de nuestra ruta: la Font de Barraix:
Que parece ser que es bastante querida por los lugareños, si he contado bien el número de garrafas con el que se está surtiendo el paisano:
La siguiente etapa, toda de bajada y por la senda GR10, nos conduce a la Font de l'Ombria:
Pero es pronto y con el agua de Barraix tenemos bastante, así que seguimos camino hacia la Font de Sant Antoni:
En completo desuso, sin agua ni nada que se le parezca, ¿seguro que es? Nos acercamos y eso parece:
En fin, parece que nuestro amigo Marianet cuida mejor de sus cosas y nos ofrece este magnifico espectáculo, La Font del Marianet:
Que en pleno verano seguirá fluyendo, resistiendo a la aridez en su precioso oasis:
Sin embargo, hay todavía un ejemplo más extremo de pundonor y resistencia, es la Font de la Miseria, que a duras penas sobrevive entre la maleza al borde de un polvoriento camino:
Esta es toda el agua que se consigue remansar, pero sigue fluyendo, se puede escuchar su voz cantarina que mantiene viva la esperanza:
Los caminos dejan paso a las sendas y el bosque se apodera. Con gran alivio, la Font de la Prunera nos permite recuperar fuerzas y disfrutar de su fresca y deliciosa agua.
Y llegamos a la Font del Llentiscle. Y no somos los únicos porque los ciclistas están de marcha desde primera hora y la fuente se convierte en una fiesta. Charlamos un rato con los esforzados de la ruta y seguimos camino. Por cierto, ¡uy, se me olvidó tomar la foto! Bueno, no pasa nada, con tanta gente no se habría visto la fuente, pero para quien sienta curiosidad, en el camino de la foto, al fondo a la derecha podrá echar un buen trago:
Dejamos el coll de Rebalsadors y por fin nuestra querida Font del Poll. Y no precisamente por la calidad de sus aguas minerales. Porque otra cosa no, pero minerales tiene un rato. El sabor a tierra la hace inconfundible. Si bien es cierto que es uno de los lugares que con más cariño hemos alcanzado, en un duro día de entrenamientos como hoy. Es, además, parada obligatoria de los ciclistas, y siempre se puede charlar un rato con ellos.
El camino sube al coll de Peñas Altas para bordear Montemayor y llegar a Tristán. Triste fuente, rodeada de una hermosa pinada, siempre con buena brisa y al lado de un caserón abandonado.
Y sin una gota de agua. Sin embargo, muy aconsejable para hacer una parada gastronómica. Tan solo hay que llevar en la mochila un buen vino, pan, jamón y queso (además de agua, claro). Hay un montón de mesas entre la pinada perfectas para comer, descansar e incluso dormir una buena siesta.
Y de Tristán, por el barranco de la Villuela, hacia la Font de la Gota. La fuente a la izquierda, y a la derecha la mitad de Ramón, aunque puedo asegurar que ha regresado entero.
El agua es fresquísima, y junto con la del Llentiscle, posiblemente, las dos mejores fuentes.
De la Font de la Gota no queda más remedio que retroceder unos trescientos metros para subir a la Font del Berro. Aquí un cartel aconseja no beber. Ni en el abrevadero, por supuesto:
Ni en la fuente:
Somos obedientes y como estamos frescos todavía por el descanso en la fuente anterior, apenas paramos un momento y seguimos camino. Las vistas nos ofrecen panoramas singulares, de los que apenas puedo recoger algunas muestras:
Seguimos una senda que nos conduce a un antiguo corral de ganado, el corral de la Rosa:
Para alcanzar por fin la Font de l'Abella, vieja conocida nuestra por los carteles indicadores. Su nombre no deja lugar a dudas y es de lo más apropiado. Hay que abrirse literalmente paso entre las abejas para echar un trago.
El siguiente esfuerzo nos conduce a la Font del Marge, rodeada de eucaliptus:
Empezamos a estar verdaderamente agotados. El sol es implacable desde hace varias horas y el calor no da tregua.
La siguiente etapa nos acerca a La Pobleta, misterioso lugar rodeado de historia y de una frondosa pinada curiosamente respectada por los innumerables incendios de las últimas décadas. Aquí estuvo Azaña.
Si bien el camino nos depara a continuación otro majestuoso espectáculo: la Cartuja de Portacoeli.
Buscando la Font de la Foia acabamos dando con la parte trasera del convento, donde aparece un hermoso estanque, en realidad una presa, el pantanet de la Cartuja:
Y una gran balsa de riego para abastecimiento de los cartujos:
Nos despedimos de la Cartuja, todavía asombrados de la gran construcción y sus campos, cuidados con exquisito esmero.
Tras ascender por una senda entre la pinada llegamos a la Font de Potrillos:
Que será el último lugar donde podamos refrescarnos,
ya que de la Font de Deula no vemos ni rastro.
Por el Barranc de Deula alcanzamos finalmente Serra donde, entre el delicioso olor de las paellas a leña recién hechas, llegamos al punto de partida y damos por finalizada la ruta.
Acceso al track:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4796503
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