Por eso, creo que ya es hora de que cuelgue la última "gran travesía" realizada, la “AgostoXtrem
Tomamos la salida…
Día 12. Jueves. Salida.
Hora prevista de salida: las siete. Hora real: las siete y media. Con el coche a reventar, gato y tortuga incluidos, salimos hacía los Pirineos.
Dejamos Valencia por la A-7 para seguir después la autovia Mudejar por Teruel, Zaragoza y paradita en Zuera. Bareto de carretera, cafés para los mayores, polos para los pequeños, estiramos las piernas y seguimos camino.
Viaje tranquilo, más entretenido a partir de Barbastro. Después vienen Graus, Campo, Seira, El Run y por fin Castejón de Sos.
Llegamos sobre la una y media del mediodia, recogemos llaves y a descargar. Al abrir el maletero parecen oirse los suspiros de alivio del coche.
Benasque por la tarde para comprar en el super y al volver a Castejón un ratito en el parque y un café con hielo en el Pirineos.
Día 13. Viernes. Senda Sos-Liri.
Primera excursión: circuito por senda hacía Sos y Liri. Salimos tarde, hacia las 12, después de curar las heridas del revolcón de Pau. Primera expedición multitudinaria: Sandra, Irene, Daniel, Quique, Elena, Laura, Carolina, Jose, Julia hija, Ana, Pepe, Gabriel, Claudia, Alejandra, Yolanda, Adriá, Pau, Maria, Amparo, Vega, Silvia y el que escribe.
Por una senda preciosa subimos hasta Sos donde paramos a tomar el almuerzo. En ese momento se nos unen Chema, Pablo y Julia madre que han llegado en coche. Después de visitar una casa-museo con los artilugios propios de la vida rural de bastantes años atrás, continuamos por una senda hacia Liri para finalmente cerrar el circuito en Castejón de nuevo. Llegamos pasadas las ocho de la tarde, con los crios reventados pero habiendo disfrutado del primer día de excursión. Descansamos en el Pirineos, y ¡sorpresa!, llegan Concha y Nando. Alegría de los críos, nos quedamos charlando y tomando refrescos.
Día 14. Sábado. Llanos del Hospital.
Amanece un poco fresco y con nubes dentro del valle. Previendo un día poco apetecible, salimos ya bastante tarde hacia los llanos del Hospital. Allí la temperatura ha bajado desde los 22º de Castejón hasta los 8º, hace algo de viento y nos tenemos que enfundar los polares. Vamos hasta el fondo del llano, en un resguardo del rio. Las niñas y Daniel disfrutan corriendo y explorando. Pasamos un buen rato hasta que decidimos volver. De regreso paramos en el Santuario de Guayente donde compramos unas lagartijas y unos pasteles de merienda. Allí vemos a Conchi, justo cuando empieza a llover y tenemos que volver a casa.
Día 15. Domingo. Gabás.
Hoy nos atrevemos con la senda de Gabás. Las mayor dificultad: atravesar el barranco próximo a El Run con el camino arrancado por la corrientes de agua de las tormentas y deshielos. Después de más de tres horas de marcha llegamos a Gabás. El camino se ha hecho largo pero las niñas y Daniel han cumplido como campeones. Descansamos en la fuente del pueblo, tomamos unos bocadillos y emprendemos el camino de vuelta, prácticamente todo de bajada, que recorremos en poco más de dos horas. Llegamos pasadas las seis de la tarde, pero Concha y Nando ya se han ido y nos despedimos por teléfono. Quienes han llegado ya son Alberto y Eva, pero no les dejamos descansar y quedamos a cenar en el Pájaro Loco.
Día 16. Lunes. Entrenamiento Sos-Liri. Aigualluts y Coll de Toro.
Después de varios días haciendome el remolón, por fin consigo madrugar. Tengo previsto entrenar por el circuito del primer día: Sos y Liri. Regreso a tiempo del desayuno para empezar a preparar la jornada.
Expedición multitudinaria a Aigualluts que emprendemos prácticamente todas las familias: en total, una caravana de siete coches. Aparcamos en los llanos del Hospital y formamos en la cola del autobús ante las caras de asombro de los que ya estaban allí.
Llegamos a la Besurta y empezamos a caminar hacía Aigualluts por la senda. El camino se hace entretenido por la tropa que somos. Pasamos el Forau, espectacular, y nos tenemos que detener ante un rebaño de más de quinientas vacas manejado tan solo por tres perros. Después del atasco llegamos al Pla de Aigualluts, nos extendemos a lo largo del rio para descansar y almorzar mientras los críos se desperdigan jugando por el prado.
Poco a poco se van marchando los demás por grupos y los que quedamos decidimos ascender por el valle hasta el Coll de Toro. Viendo lo largo del camino las chicas y los niños se vuelven y continuamos Quique, Alberto y yo. Después de casi una hora llegamos al Ibón de Toro, me pego un baño rápido y nos volvemos. Bajamos a ritmo fuerte y en otra hora estamos ya con las chicas en la Besurta, a pie del autobús.
A la vuelta, unos refrescos en Benasque y zapatillas nuevas para Silvia.
Dia 17. Martes. Gorgas de Alba y Botánico. Piraguas en Eriste.
De nuevo gran expedición, aunque un coche menos esta vez. Con un poco de lío en la salida, que si te espero, que si pongo gasolina, que si hay mucha cola, que si continúo y nos vemos en el Turpi… bueno, al final todos juntos en los llanos del Turpi, justo debajo del balneario de Los Baños de Benasque.
Vamos a hacer el recorrido circular por el sendero de las Gorgas de Alba y el Botánico. Recorrido agradable y fácil, con espectaculares cascadas y atravesando bonitos bosques. Lo mejor al final, el almuerzo en los prados al lado del río, con baño incluido, esta vez en agua helada que corta la respiración. Los niños se desperdigan explorando el entorno por una zona sin peligro y muy agradable para descansar.
Subimos al destartalado y caduco edificio de los Baños a tomar un café. A pesar de lo feo que es siempre se encuentra cierto encanto en el aire tranquilo y vetusto que se respira. Paredes agrietadas, tejados rotos, cristales quebrados… no importa. Tomar un café en la terraza de los baños con las espectaculares vistas sobre el valle viendo pasar el helicoptero de rescate por debajo de nuestra cota es un privilegio. Nos marchamos las tres familias y al vernos salir los clientes respiran de alivio.
Pero la jornada no ha terminado, nos queda una visita al embalse de Eriste y el paseo en piragua. Decidimos aparcar en Anciles para cruzar paseando sus tranquilas calles y seguir el camino que pasa por detrás de Llinsoles hasta Eriste. Al cabo de una hora llegamos y formamos los grupos para montar en las piraguas. Hay que poner orden porque los crios quieren una piragua para cada uno o una para todos, todavía no lo he entendido, pero por fin nos arreglamos y, después de un curso acelerado de manejo de palas, embarcamos dispuestos a realizar la travesía del Amazonas.
Una hora remando persiguiendo cisnes, cruzando el embalse de parte a parte y molestando a los pescadores, llega a ser agotadora. Y para rematar, los chicos emprendemos el camino de vuelta a por los coches, ¡pedazo de caballeros! Yo estoy chopado y para no enfriarme me voy corriendo por delante. En unos veinte minutos estoy de regreso con el coche. Secamos a los niños, les cambiamos la ropa y al coche, para evitar resfriados. Al poco llegan Quique y Alberto y emprendemos el regreso a Castejón.
Día 18. Miércoles. Valle de Estós. Cena en la Borda, Cerler.
Otra vez nubes amenzantes en el valle. ¿Qué hacemos? Intentamos el Valle de Estós, nos arriesgaremos hasta donde lleguemos. La intención es subir por Batisielles, aunque en el fondo pienso que es exigir demasiado a los niños después de varios días seguidos de excursiones.
Salimos ya bastante tarde, casi a la una del mediodia. El cielo está muy nublado y los niños cansados. Entre protestas conseguimos pasar la presa, cruzar la palanca, la ermita de Santa Ana y finalmente llegamos a la verja. Allí las nubes se cierran más todavía y comienza a chispear. Nos refugiamos bajo la arboleda al borde del camino, nos ponemos los chubasqueros y después de tomar un tentempié nos volvemos a los coches. No ha podido ser. Ya de regreso nos cae un aguacero, pero cuando salimos de Benasque el tiempo aclara algo. Seguimos camino y en el parque de Villanova decidimos parar a merendar. Realmente nos tomamos los bocadillos de la comida pero a la hora de la merienda, en fin, cosas de las vacaciones. La tarde avanza y los niños están encantados jugando en el parque. Después de la comida vamos a por cafés, seguimos charlando y al final nos decidimos: vamos a cenar a La Borda. Reservo desde el móvil, recogemos las mochilas y al coche de nuevo. Aprovecharemos para dar una vuelta por Cerler antes de la cena.
En el restaurante ocupamos todo un rincon de la sala. Una mesa para los niños y otra para nosotros. Después de quedar más que satisfechos con unos buenos filetes de “auténtica vaca del Pirineo”, cogemos el coche con todas las precauciones para bajar un puerto más difícil que de costumbre.
Día 19. Jueves. Sendero Cerler-Benasque.
De nuevo otro día nublado. Sin embargo, no nos conformamos y emprendemos de nuevo el camino hacia Cerler para hacer el bonito sendero que baja hasta Benasque. Esta vez saldremos cinco coches desde Castejón y en Eriste recogeremos a otro, amigos de Yolanda, para llegar a Cerler donde charlamos un momento con Julia y Jose. El tiempo amenaza claramente lluvia. Pero, como si fueramos novatos, emprendemos el camino toda la tropa. La senda desciende cómodamente a través de los túneles formados bajo los árboles y la maleza. Para los críos es un camino muy divertido. Pero a los diez minutos empezamos a escuchar el sonido de la lluvia. Dentro del bosque no se nota hasta que la lluvia se convierte en aguacero. Ahora sí, las gotas atraviesan los árboles y nos acaban mojando. Para colmo, el sendero se ha convertido en un riachuelo que nos cala los pies. La decisión está clara: volver a toda prisa. En estas condiciones no se debe seguir. Por supuesto, llegamos a los coches y deja de llover. Pero ya mojados no podemos hacer nada más que ir a casa a secarnos. En fin, excursión frustrada, quedará pendiente para la próxima vez.
Tarde de en Benasque refugiándonos de un nuevo aguacero en el café de la plaza Mayor y haciendo algunas compras.
Día 20. Viernes. Entrenamiento Lavert. Estós, segundo intento. Acampada.
Hoy madrugo. A las 6’44 salgo por el camino del Solano hacia Lavert. Buen entrene, a ritmo fuerte y ligero. Dos únicas paradas, en Lavert y de regreso en la fuente de Ramastué. El tiempo magnifico. Ni una nube por el valle, solo pequeñas nieblas que se van disipando con el sol.
Silvia se queda esta vez en el apartamento con Daniel y Aitor. Vamos a intentar de nuevo el Valle de Estós. Cargamos mochilas y salimos. Las niñas están ya más que agotadas y el camino se eterniza. Viendo pasar el tiempo comprendemos que no podremos llegar a Batisielles, así que, después de pasar la Piedra, decidimos continuar la marcha por el Valle de Estós hacia la cascada de Turmo. Sin embargo, también este objetivo queda fuera de nuestro alcance, porque queremos estar de vuelta sobre las cinco de la tarde. Por fin, la Aigueta de Batisielles marca nuestro punto de retorno. Allí paramos un rato a tomar los bocatas, a descansar, y las niñas a jugar y a explorar por el río. Pero, ¿no estaban tan cansadas?
Nos volvemos. La mitad del camino de regreso la hago con Sandra y Laura, entretenido (y mareado) con su charla.
Por la tarde, ya en el apartamento, hay que terminar los preparativos a toda prisa para la acampada nocturna en Senarta. Silvia ya lo ha hecho casi todo, solo queda recoger mochilas, comprobar equipo y subir al coche. Salimos hacia Senarta y llegamos con tiempo suficiente para plantar las tiendas.
Al final, con las tiendas montadas en un claro bastante amplio y próximo al río, conseguimos extender una manta sobre la que echarnos a descansar, tomar unos bocatas, viendo como llega el anochecer. Después, con los niños blandiendo las linternas, emprendemos la exploración nocturna por el camino en busca de gamusinos. Por el bosque, en los lindes del camino, vemos moverse algunas ramas, pero no conseguimos ver ningunos de los huidizos gamusinos. Por fin nos damos la vuelta y nos relajamos viendo las estrellas. Nos metemos en las tiendas y nos dormimos escuchando el sonido del rio.
Día 21. Sábado. Barbacoa y río.
La noche de la acampada fue algo accidentada para algunos. Por la mañana, buenos días, ¿qué tal? Fatal, me contesta Alberto, y me cuenta lo ocurrido. Eva con fiebre, Leire con fiebre, total, que le ofrecemos quedarnos con Aitor en la barbacoa mientras él se ocupa de las chicas.
Tardamos en recoger las tiendas esperando que el sol seque la humedad y, por fin, llegamos sobre las doce del mediodia a la barbacoa. Leña, fuego, chuletas y rio. Hace sol y apetece bañarse. Aparecen Jose y Marta y nos cuentan su viaje por Islandia.
Los niños disfrutan de los juegos en la chopera y Sandra da un traspiés: torcedura de tobillo que acaba en el Centro de Salud con una venda inmobilizándole la pierna y pendiente de radiografías.
Comemos, tomamos café en el camping, y alargamos la tarde hasta el final para apurar el último día de vacaciones en los Pirineos.
Día 22. Domingo. Regreso.
Con las caras un poco largas y sentimiento de tristeza como siempre que acaba algo que estás disfrutando, recogemos el equipaje. Todos estamos de acuerdo: los diez días se han quedado cortos. Pero lo hemos pasado fenomenal con las excursiones, paseos, juegos, exploraciones… Nos acordamos de nuestras “grandes aventuras”: del barranco de Gabás, del Coll de Toro, de las piraguas, del aguacero en la senda de Cerler, de la cena en la Borda, de la acampada…
Y lo mejor, las experiencias compartidas entre familia y amigos.
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